Un rostro que luzca impecable y lleno de vida es el deseo de muchas mujeres, sin embargo, hay pequeñas situaciones que pueden no estar ayudando a que tu piel esté en su máximo esplendor. ¿Qué podría estar saliendo mal? Revisa acá 5 errores más comunes que podrían estar afectado a tu piel.
1. No limpiar tu rostro 2 veces en el día.
Hay dos momentos claves en el día dónde lavarse el rostro es muy importante: en la mañana y en la noche, antes de ir a dormir. Éste es uno de los hábitos que jamás deberías pasar de largo, ya que permiten darle un respiro a tu piel, eliminar los residuos que la contaminan y prepararla para el resto de productos de belleza que quieras aplicar.
Al lavarla en la noche, la limpias de residuos como el smog, la grasa de la piel y el maquillaje que usaste durante el día. Por otro lado, al limpiarla en la mañana, estás eliminando desechos propios de la piel como la sudoración que pudiste pasar en la noche o restos de cremas que pudiste aplicar para así dejarla suave y lista para que otros productos penetren tu piel y actúen de manera correcta.
2. No usar factor solar
Si quieres evitar que tu piel envejezca, la manera más efectiva de hacerlo es previniendo el daño del enemigo número uno de la piel joven: los rayos solares. Ahora, incluso en épocas más frías y “sin tanto sol”, es necesario aplicarlo ya que los rayos UVA y UVB no se esconden tras las nubes, sino que están presentes y pueden afectar a tu piel.
3. Tener una dieta alta en azúcares
Abusar de los alimentos que contienen mucha azúcar perjudica varios aspectos de tu salud, incluyendo tu piel. Por el contrario, intenta tener una dieta que integre alimentos que nutran tu cuerpo, como vegetales, frutas, legumbres y, por supuesto, toma mucha agua.
4. No lavar tu funda de almohada seguido.
La funda de la almohada es el lugar de tu cama donde más sustancias tóxicas se acumulan y esto puede llegar a ocasionar problemas. De hecho, es en la noche donde las células epiteliales se regeneran, por lo que tu funda puede contener restos imperceptibles de piel muerta, así como residuos de todos los productos que nos ponemos en el cabello, sin contar el polvo, la saliva y el sudor que pueden quedar a lo largo de la noche. Ya sabes: ¡a lavarlas!
5. No separar tu toalla de mano con la de cuerpo.
La piel del rostro, al ser más delicada que la del resto del cuerpo, nos muestra que no es recomendable usar la misma toalla que se emplea para secar el cuerpo. De hecho, es la zona de los pies y las manos la que se expone en todo momento a los gérmenes que hay en el ambiente, sin contar la grasa propia del cuero cabelludo y el cabello mismo, por lo que, no recomendamos usar la misma toalla, ya que esto puede generar problemas cutáneos.